El Taller

Fue el mes de julio del año 1976, en el Instituto Pedagógico de Caracas, tiempo y lugar en el que nació el Taller de Expresión Literaria Marco Antonio Martínez de la mano de José Vicente Abreu. Desde entonces, nos reunimos en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Lingüisticas y Literarias Andrés Bello, no para enseñar a escribir sino a discutir el texto que a la mesa llega. No es fácil exponer en público la palabra que ha nacido desde la intimidad, pero cada viernes, desde que atravesamos las puertas del IVILLAB, el texto deja de ser nuestro. (Vanessa Hidalgo)

lunes, 2 de abril de 2012

5ta. Mención especial

Sharon Thailyn Garnier Deffitt - 5º mención especial

Profesora de Castellano del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) con un gusto apasionado por la escritura y lectura. Inspirada por su esposo, quien  es escritor y poeta, decide participar en su primer concurso. Actualmente se siente atraída por la literatura infantil pero siempre suele frecuentar libros de Gabriel García Márquez, Mario Benedetti  y Liliana Godoy.


¡Carajo, duele!
Recibo esta carta, la leo y no entiendo por qué tuvo que llegar justo ahora. Hace años que la  esperaba, meses pidiéndote que la escribieras, días dejando morir la esperanza de recibirla.
¿Y es justo ahora? Qué vaina con hacer las cosas a última hora. ¿No era más sencillo dejar que se acabara y ya? ¿Tienes que escribir ahora, tienes que dar esta patada de ahogado y ponerme a mí a pensar, a creer, a imaginar?
Me parecía tan doloroso al principio esperar y no recibir nada: el día de mi cumpleaños, el del aniversario, el de los enamorados, el de Navidad. NADA. No escribiste nada. Insistí entonces en explicarte la importancia de tus letras para mantener vivo eso que nos unía.
NADA. Llegó la imbécil esa y me enteré precisamente porque le escribiste y yo leí tus letras apasionadas pero no por mí, sino por ella.
Después de ahí no quería leer nada tuyo. No quería volver a ver tus letras, tus puntuaciones ni tus espacios en blanco.
Entendí entonces que esto se lo había llevado quien lo trajo. Ya no me importaba NADA. Y cuando comenzó a salirle la costra a esta desgraciada herida, se te ocurre escribirme. ¿Qué esperas?
¿Acaso que dé un borrón y cuenta nueva? ¿Que imagine que es una de esas cartas que escribías hace doce años cuando nos conocimos, cuando me enamorabas, cuando desde una página me susurrabas al oído? Difícil.
Esto se gastó. Quizá valga la pena rescatarlo por los chamos pero no sé si ellos deban ser responsables de poner esta relación en coma, a sufrir una agonía que quizá hasta termine golpeándolos.
Que va. No me animo. Dale, continúa escribiendo pero para alguien que crea aún en tus letras. Tal vez encuentres a quién sí le interese, si no envía tus cartas a esos concursos que premian por ello. Para mí será suficiente releer las líneas aquellas de la ilusión, del noviazgo, de los besos a distancia (esos que no nos damos ahora en nuestra cama).

Luna

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