Para ti, amor
Siento que los días pasan mirándome a los
ojos, preguntándome qué vendrá ahora, qué se supone que debo hacer con
tu llegada; no sé si cantar de la alegría, no sé si llorar de la
emoción, no sé si jurar felicidad, o sentir desolación. Siento que tu
aroma de almizcle me persigue, que se pasea buscando alojamiento en cada
poro de mi piel, en cada vello de mi cuerpo, mezclándose con cada
respiración que hiperventilo por ti, mi sangre pide a gritos tu calor,
siento mis manos temblar, mi lengua fallar, si no estoy junto a ti; a
veces siento que los minutos que pasan no cumplen condena para apagar el
dolor que representa tu ausencia, en ella pierdo el tiempo robándole
gotas de rocío a cada amanecer, y yo si poder llorar le hago barras a tu
nombre, pues ese nombre le hace honores a mi corazón cuando motivas mi
cerebro a sentir, cuando dejas mi cuerpo flotar, suprimiendo al tiempo,
ese que pasa sordo, mudo, a veces irritante, a veces venenoso, en donde
nada parece ser absoluto, nada parece ser relativo y así, volviéndome
actor de aparente calma, pasan los verdugos de los días; por algo dicen
que si no amas, la vida se te pasa volando y volando me voy yo con ella
si no estás junto a mí.
Quiero sentirte, quiero observarte
mientras sonríes y sonreír ante tu mirada, quiero cuidarte de lo más
mínimo, quiero protegerte aunque no pase nada, tú sabes que si vienes
cada endorfina de mi cuerpo sale disparada, como un corcho de champagne
ante una celebración marcada por los agentes bondadosos del recuerdo,
también sabes que si vienes, no necesitaré más la morfina de durazno
para beberme el doloroso trago de la soledad. Quiero que marques todas
las teclas de mi corazón, del F1 al F12, del “Esc” hasta el “Enter”, de
la A a la Z, del botón de inicio, hasta el que dice fin. Tienes que
saber que si nos encontramos, también tú correrás con suerte amor, tu
precioso cuerpo tatuado de experiencias encontrará refugio en mis
sábanas con hilos de esperanzas.
Pero si vienes conmigo, amor, quiero
saber de ti, quiero ser anfitrión de tus anhelos y guía de tu
respiración, esa respiración dirigida a los caudales de mi cuerpo,
quiero saberlo todo, quiero saber si sonríes al despertar, si rezas
todas las noches, quiero saber si has cometido errores y qué has hecho
para enmendarlos, quiero saber también si tus penas pasadas arruinan
recuerdos que vienen buscando el perdón, cuéntame si sueñas por las
noches, cuéntame si tienes sueños al despertar, dime si odias a alguien y
también cuéntame si sabes amar, dime cuál perfume usas, cuéntame si lo
usas para cautivar, quiero saber si has visitado otros caminos del
mundo, y si lo has hecho, cuéntame si extrañas tu casa, si extrañas tu
hogar, dime si has conocido a Mickey Mouse, cuéntame si lloraste al ver
el Titanic, o si crees que Scarlet O’Hara le ganó a su corazón, quiero
saber si tomas el té por las tardes, explícame las formas que le
encuentras a las nubes, dime si crees en Dios, quiero saber si te gusta
la luna más que el sol, cuéntame también si usas la imaginación, quiero
saber, amor, si eres de azar o perteneces al destino, dime si en tu
soledad sientes dolor, quiero saber si te gustan las calas o las
orquídeas, cuéntame si te mojas en la lluvia o si prefieres broncearte
bajo el cielo azul, explícame si eres espejismo o si te escondes en la
verdad y en la razón. Dime, cuéntame, explícame.
Me llena saber de tu vida, siento que la
mía cobra sentido mientras te escribo en esta ocasión, por eso, amor,
cuéntamelo todo, no me ocultes nada, pues bendito sea tu recuerdo, y
bendita sea tu llegada; mis puertas están abiertas, ni te molestes en
tocar, arriba a mi vida, enciende la luz, ven a mis ojos, envuélveme con
tu mirada, regocíjate en mis brazos, envuélvete en mis labios,
acaríciame con tus besos, quiero comprobar si saben a cerezos o si es
que saben a pura mermelada, nubla mi mente, nubla mi razón, conviértete
en verdad, conviértete definitivamente en mi amor, al fin y al cabo, tú
eres capaz de empalagar mis sentidos y llenar mi corazón, tú, amor, eres
mi vale de vida, mi cupón de paz, mi ticket de alegría y mi pasaje a la
más única, a la más placentera y a la más bella felicidad, por eso,
amor, te suplico respuesta para estos sentimientos que imprimí en
palabras, dámela con tu simple llegada. Te espero en cada minuto de mi
vida, en cada peca de mi rostro, en cada lunar que va apareciendo en mi
piel rosada. Por siempre y para siempre, tu buscador perpetuo, tu futuro
anfitrión. Ven, pues te abro las puertas de mi humilde morada.
Atentamente.
-Tu futuro amante-
-Tu futuro amante-
Autor: Rafael Utrera – Caracas, Distrito Capital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario