El Taller

Fue el mes de julio del año 1976, en el Instituto Pedagógico de Caracas, tiempo y lugar en el que nació el Taller de Expresión Literaria Marco Antonio Martínez de la mano de José Vicente Abreu. Desde entonces, nos reunimos en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Lingüisticas y Literarias Andrés Bello, no para enseñar a escribir sino a discutir el texto que a la mesa llega. No es fácil exponer en público la palabra que ha nacido desde la intimidad, pero cada viernes, desde que atravesamos las puertas del IVILLAB, el texto deja de ser nuestro. (Vanessa Hidalgo)

lunes, 11 de marzo de 2013

Angeomar Quintero, tercer lugar



Querida Ángela,

La vida a veces nos deja de lado (o somos nosotros que nos apartamos deliberadamente).
Quién iba a imaginar que esta ciudad caótica y hermosa nos uniría. Aún recuerdo ese día en que me mencionaste en Twitter preguntándome si la cola que había reportado era en dirección Este u Oeste. Hubo algo en tu respuesta, no puedo descifrar la razón, que me puso a desear que todos los caminos se complicaran, que la autopista Francisco Fajardo se convirtiera en un estacionamiento, que la carretera Panamericana colapsara, sólo para tener la excusa de hablarte, de seguirte, de preguntarte.
Ese tímido, hola cómo estás, sin hacer referencia a nada, esa cálida respuesta que recibí de ti, las tres semanas que estuve pensando cómo ir más allá, pedirte tu número de teléfono por lo menos, y la sorpresa de que tú lo hicieras primero. Esas largas conversaciones nocturnas a través del celular, esas invitaciones a salir que no se concretaban porque siempre la excusa se interponía. Sin embargo, así de la nada te fui queriendo lento, suave, sin prisa.

Y llegó ese día que finalmente los astros se alinearon y los verbos se conjugaron perfectamente para que dijeras sí. Me cambié de ropa muchas veces, temblé, me cuestioné, me armé caballero y… de repente, tú, con esa amplia sonrisa cleptómana, que se robó mi nerviosismo apenas verla, bella, impactante. Volvió la confianza, el sentimiento, la decisión. Sí, eras tú, la misma del tráfico, la de los mensajes matutinos con citas de Neruda y Benedetti.

Así fuiste novia, amante, esposa y hoy que estás a punto de convertirte en la madre de mi hijo, con la mano acariciando tu vientre, todavía te percibo etérea, fantástica, como siempre, como antes, como cuando no había visto tu rostro y te conocía a través de las palabras. Eres así, auténtica, te confieso que te convertiste en mi norte y mi sur.

Que colapsen todas las calles de Caracas, que el ruido de las cornetas se apodere de la ciudad, que los motorizados hagan malabares, porque hoy te tengo a ti y al menos en mi cielo y en mi mundo podemos ser lo que tú quieras.
Gracias Corazón por hacerme tan feliz.
Siempre tuyo, siempre mía
J.J.

Autor: Angeomar Quintero – Caracas, Distrito Capital.



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